¿Ha escuchado usted de tralalero tralala, bombardino cocodrilo, tung tung tung sahur, pizz tower moment o garar mararam raraman? ¿Entiende usted el sentido o significado de estas palabras? o ¿Conoce su origen? Actualmente, las redes sociales están llenas de reels o posts que rozan lo absurdo y el sinsentido, consumidos de forma excesiva, sin cortes ni filtros, tanto por menores como por adultos.
Contenido digital que no es atravesado por la palabra, por un significante que otorgue sentido; por el contrario, es un contenido que queda en lo imaginario, en el adictivo visual y auditivo, sin una razón real o una diversión que involucre a otra persona. Genera una risa muerta, repetitiva y absurda, una gratificación inmediata a punta de altos estímulos sensoriales que evitan sentir el paso del tiempo.
¿Por qué es tan adictivo? Además de la estimulación sensorial, vivimos en una era de inmediatez y consumismo, donde se busca contenido de segundos que satisfaga rápido y provoque una desconexión de la realidad. En el caso de los menores de edad, también se observa una tendencia a seguir trends y una creciente dependencia a los dispositivos electrónicos.
A esto se le conoce como Brainrot, una podredumbre mental en la que se consume gran cantidad de contenido sin lógica ni valor simbólico, con efectos dañinos como fatiga mental, dificultad de atención y concentración, procrastinación, reducción de la capacidad para procesar información, y una preferencia por juegos de repetición y estímulos sensoriales constantes.

Para contrarrestar estos efectos, es fundamental lo siguiente: establecer límites de tiempo diarios, momentos sin pantallas, horas de lectura, e introducir pausas conscientes durante el día que ayuden a reducir la fatiga mental y sensorial, y el consumismo digital que puede ser adictivo.
Eliminar por completo el Brainrot no es realista, pero sí factible reducir su impacto mediante educación, autocontrol y una guía parental que cuestione y preste palabras a estas imágenes bizarras y fantasiosas. Al fomentar contenidos con sentido, interacción real y límites saludables, se favorece una relación más rica y sostenible con la tecnología, preservando la atención, la curiosidad y el bienestar mental.
Psic. Oksana López Salas